Resumen ejecutivo
El grupo de veinte (G20) ha celebrado cumbres todos los años desde la crisis financiera mundial (GFC) de 2008 con la agenda que evoluciona en respuesta a los cambios en la economía global, los desafíos sistémicos y la geopolítica. La Presidencia del G20 de Sudáfrica este año marca el final de una rotación completa de la función de alojamiento entre los 19 países del G20. Este hito presenta un momento oportuno para reflexionar sobre la trayectoria histórica de este cuerpo de gobernanza económica global, evaluar sus fortalezas y logros, examinar sus desafíos y limitaciones y proponer mejoras para el futuro.
A lo largo de los años, muchos observadores han criticado las cumbres del G20 como meras “tiendas” y por no moverse decisivamente de la respuesta de crisis a la gobernanza global proactiva. Si bien hay áreas de mejora, una revisión de la evolución del G20 destaca una notable transformación. Desde una respuesta ad hoc a la GFC, se ha convertido en un pilar central de la cooperación internacional, lo que forma las trayectorias globales entre finanzas, economía, tecnología, salud, clima y sociedad. Después de 18 años de experiencia, involucrando a decenas de miles de políticos, formuladores de políticas y líderes sociales durante cada año, el G20 ha demostrado que de hecho es “apta para su propósito” en este momento crucial de perspectivas competitivas sobre el futuro global.
De hecho, el mundo está experimentando una de las transformaciones más profundas en las relaciones económicas mundiales y enfrentando la mayor prueba de gobernanza internacional desde la Segunda Guerra Mundial. En este contexto, el G20 ha demostrado ser una plataforma indispensable, no solo a través de sus cumbres anuales de líderes, sino también a través de su proceso de múltiples capas que involucran a ministros, sherpas, altos funcionarios y líderes de la sociedad civil en una amplia gama de sectores. Su capacidad para convocar a las naciones con culturas, intereses y perspectivas muy diferentes, y mantenerlas en la mesa a pesar de las tensiones, rivalidades o incluso la guerra, es una de sus mayores fortalezas. El G20 sirve como una arena vital donde la gobernanza global se desarrolla en tiempo real en medio de una profunda incertidumbre y tensión geopolítica.
A pesar de su éxito pasado, hay espacio para mejorar la efectividad y el impacto del G20. Las áreas clave para la mejora incluyen el fortalecimiento de la dinámica personal entre los líderes; mejorar la continuidad y el compromiso sostenido; mejorar la comunicación pública y el alcance nacional; y restaurar la confianza pública en el liderazgo y los mercados. Para reforzar su credibilidad, el G20 también debería volver a visitar las prácticas de sus años más efectivos, particularmente el uso de comunicados orientados a la acción con plazos claros. La restitución de este enfoque ayudaría a traducir el consenso en resultados concretos y reforzar la confianza en la capacidad del G20 para hacer un progreso significativo en la cooperación económica y los desafíos globales.
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