Entre los aspectos más destacados, es imposible no mencionar la actuación final de Laurie Anderson, un viaje hipnótico y en capas que encapsuló la filosofía del festival: una narrativa sólida que era a la vez poética, política y profundamente humana.
Rewire Festival logra algo raro: ofrece un espacio seguro y estimulante para la experimentación sin comprometer la calidad o la accesibilidad. Trae nuevas voces a la superficie con la misma reverencia que se reserva para los maestros establecidos. Y lo hace mediante la construcción de un viaje coherente, convincente y auténtico, desde la primera mañana, escuche el último ritmo de la noche.
Más que un festival, es un ecosistema. Y para aquellos que tienen la suerte de experimentarlo, es algo inolvidable.