Mirando las fotos existentes de los Wing Walkers, Casey se dio cuenta de que gran parte del contenido era capturado principalmente por hombres “con lentes del tamaño de las bazookas”. Capturaron la acción del deporte, pero había mucho más. “Quería realmente capturar la esencia de ellos como personas y amigos, que hacen esto a diario y no solo como los artistas en el cielo”, dice ella. “Estas chicas son atletas, y en una comunidad compuesta en gran medida de hombres, a veces se las ve un poco como chicas de exhibición. Puedo decir con seguridad después de estar en esos aviones a casi 200 mph, hacer la actuación que hacen haría llorar a cualquier hombre adulto”.
Seis meses después de su primera visita, regresó a Cirencester para tomar más fotografías. Más allá del espectáculo de los espectáculos, Casey captura los momentos detrás de escena de dedicación y amistad. Desde sesiones de entrenamiento y controles previos al vuelo, hasta uniformes alineados en anticipación del gran espectáculo, estas imágenes revelan todos los diferentes engranajes, de trabajo en equipo, resistencia física y mecánica, que constituyen este deporte único.
“Hay mucho más que sucede que lo que hay en el cielo”, dice Casey, al mostrar los momentos más tranquilos de preparación y vinculación. “La idea de querer capturar esos momentos vino de saber cuánto hacen y cuánto lo hacen como equipo y, en última instancia, una familia”.