El Dr. Shetty enfatiza que las elecciones tomadas en los veinte años y los años treinta tienen un impacto duradero. Con la creciente prevalencia de mecanismos de afrontamiento poco saludables, como la comida chatarra, el tabaquismo y la actividad física mínima, las personas están poniendo inadvertidamente su salud cardiovascular.
La carga del estrés crónico
Uno de los principales contribuyentes a esta tendencia es el estrés crónico, a menudo alimentado por las demandas de la vida moderna. Los entornos de trabajo estresantes, las largas horas de trabajo, la sobrecarga digital, las presiones en las redes sociales y la cultura de estar constantemente “en línea” ahora están profundamente integrados en la vida de los adultos jóvenes. Estos factores no solo interrumpen la paz mental sino que también desencadenan una respuesta fisiológica que afecta directamente al corazón.
El Dr. Sanchayan Roy, Hospital Apollo Spectra, Delhi, señala el fuerte vínculo entre la salud mental y física: “El bienestar mental está intrínsecamente vinculado a la salud física. Abordar los problemas de salud mental de inmediato puede prevenir el inicio de dolencias físicas relacionadas, incluida la enfermedad cardíaca”.
Otro contribuyente importante a este aumento en los problemas relacionados con el corazón es el cambio drástico en los patrones de actividad dietética y física. La dieta moderna ha tomado un cambio decisivo hacia los alimentos procesados y a base de conveniencia que son altos en grasas trans, azúcares y sodio, componentes que aumentan significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El Dr. Amar Singhal, Instituto Médico de Acción Sri Balaji, Delhi, señala la importancia de las elecciones dietéticas. “La dieta es muy importante para mantener la salud cardiovascular. Los granos integrales, las proteínas delgadas y el montón de frutas y verduras definitivamente pueden recorrer un largo camino”, aconseja.
El sueño también se ha vuelto irregular, con el tiempo de pantalla y las rutinas erráticas que perturban los ritmos circadianos naturales. Esto, junto con una disminución del movimiento físico, el trabajo remoto al trabajo remoto, los hábitos de observación de atracones y la sesión prolongada, crea un terreno fértil para la obesidad, la hipertensión y los trastornos metabólicos.
A pesar de la perspectiva sombría, los expertos son optimistas de que la intervención temprana y los cambios conscientes pueden revertir la tendencia. La clave radica en abrazar un estilo de vida más saludable.
El Dr. Singhal reitera el poder protector de la actividad física: “La actividad física regular, incluso en cantidades moderadas, es buena para el músculo cardíaco, la circulación sanguínea y la reducción del estrés”. Participar en el ejercicio moderado de dos a tres veces por semana puede reducir significativamente el riesgo de enfermedad cardíaca.
Además, la incorporación de técnicas de alivio del estrés, como la meditación, los ejercicios de respiración profunda y la atención plena, junto con el sueño restaurativo de 7 a 9 horas, puede ayudar al cuerpo a recuperarse de los estresores diarios.
En última instancia, los problemas cardíacos entre los adultos jóvenes deberían servir como una llamada de atención. Armados con el conocimiento y guiados por expertos, los jóvenes pueden tomar medidas proactivas para proteger su salud cardiovascular. Al centrarse en las dietas equilibradas, el bienestar mental, la actividad física y el manejo del estrés, es posible trazar un camino más saludable para el corazón para el futuro.








