El fenómeno del pollo frito coreano, también conocido como el otro KFC, tiene sus raíces en la Guerra de Corea de la década de 1950. Los coreanos adaptaron el pollo frito de los soldados estadounidenses radicados allí utilizando una masa más fina y fríelo dos veces para que quede más crujiente. Se convirtió en un fenómeno mundial y hoy es el plato coreano más popular fuera de Corea.