Home Entretenimiento Una película de terror escalofriante pero oscura hilarante que abarca lo absurdo...

Una película de terror escalofriante pero oscura hilarante que abarca lo absurdo de su premisa

7
0
Historia: Los hermanos gemelos Hal y Bill Shelburn se topan con un mono misterioso y mecánico de platillos que son niños, solo para descubrir que cada vez que juega, alguien muere. Aterrorizados, se deshacen del juguete, con la esperanza de dejar atrás sus horrores. Pero años después, como adultos, Hal descubre que la siniestra reliquia ha resurgido, trayendo la muerte a su paso una vez más.

Revisar: Osgood Perkins adopta un enfoque único para El monomezcla de horror sobrenatural con una racha malvada de comedia oscura. Si bien la premisa, un mono de juguete que desencadena muertes violentas, podría ser un combustible de pesadilla pura, Perkins se inclina en su absurdo, lo que permite momentos de humor sombrío en medio de la tensión. La película a menudo se deleita con la ridiculez de su concepto, creando escenas de muerte que son tan exageradas que casi se vuelven morbosamente divertidas. Este acto de equilibrio tonal entre el horror y la sátira es uno de los elementos más intrigantes de la película, aunque puede que no aterrice para todos los audiencias.

Theo James ofrece una actuación comprometida como Hal y Bill, capturando sus reacciones contrastantes al trauma que sufrieron cuando eran niños. Su interpretación de Hal, la más recta de los dos, juega bien contra el comportamiento más hastiado y casi separado de Bill, agregando una capa adicional a los matices cómicos de la película. En un papel secundario, Elijah Wood aporta una energía poco convencional que refuerza aún más las sensibilidades divertidas de la película, mientras que Tatiana Maslany agrega peso emocional a la historia. Colin O'Brien, como el hijo de Hal, Petey, sirve como el corazón inocente de la película, basando el caos sobrenatural en algo real.

Visualmente, El mono es tanto una película de terror como una parodia sombría del género. Perkins y el director de fotografía Andrés Arochi crean una estética misteriosa pero juguetona exagerada, usando sombras pesadas, enmarcados surrealistas y momentos de color inquietantemente brillantes para resaltar la presencia del mono. El diseño de sonido es particularmente efectivo, con los platillos del mono convirtiéndose en un frasio casi cómico, una señal de sonido siniestra que señala la fatalidad en las circunstancias más absurdas. Perkins es consciente de la ridiculez inherente de su premisa y se apoya en ella, lo que permite que la película se divierta consigo misma en lugar de tomarse todo demasiado en serio.

Sin embargo, la mayor apuesta de la película, sus cambios tonales, también es su elemento más divisivo. Las transiciones entre el horror, la tragedia y la comedia negra no siempre son perfectas, y algunos espectadores pueden no estar seguros de si deben estar aterrorizados o reír. Además, la narración de cuentos lentos de Perkins ocasionalmente choca con los momentos más juguetones de la película, lo que resulta en problemas de ritmo que podrían probar la paciencia de algunas audiencias. Si bien la película ofrece muchos momentos misteriosos, su humor puede no aterrizar para aquellos que esperan una experiencia de terror más directa.

Fuente