El escenario es menos grandioso de lo sugerido por el título de un nuevo Ella Fitzgerald Álbum, “The Moment of Truth: Ella at the Coliseum”. En este caso, el Coliseo no está en Roma o Los Ángeles, sino en el Arena del Coliseo del Condado de Oakland-Alameda en Oakland, California.
La presencia del gigante del jazz Fitzgerald elevó cualquier evento, y ese fue el caso el 30 de junio de 1967, cuando actuó en un concierto que también incluía La Orquesta Duke Ellington y otras luminarias.
“The Moment of Truth” documenta el set de Fitzgerald, y su Alto incomparable está en forma típicamente fina. Ella rebota y se desliza, se asombra y coos, fuelle y gritos, camisa y balancea la delicia de la audiencia. “¡Si la amas, aplaudir!” alguien grita.
El álbum, que se lanzará el viernes, presenta actuaciones de nueve canciones desenterradas de la colección de cintas privadas del fundador de Verve Records, Norman Granz. El lanzamiento de vinilo ofrece una excelente calidad de sonido y notas de revestimiento extensas e informativas del crítico Will Friedwald. Señala que si bien era inusual que Fitzgerald cantara melodías pop contemporáneas, el set incluye su única actuación conocida de dos clásicos de mediados de la década de 1960: Burt Bacharach y Hal David escribieron “Alfie” y “Music To Watch Girls By” de Bob Crewe.
Fitzgerald está acompañado por un trío de piano, y en varias canciones de la Orquesta Ellington, con quien tuvo una larga colaboración de los años sesenta. Sin embargo, Ellington no juega, y los arreglos discretos dejan la atención por completo a Fitzgerald. Está de un humor juguetón en ella en las bromas del escenario, provocando una llegada tardía, hacerse pasar por Louis Armstrong y descartando un striptease.
Su canto es radiante cuando convierte las melodías sofisticadas en un viaje emocionante. Su dirección es tan impredecible como un pinball, con atrevido e inventiva rítmica que podría influir en la arena. Y probablemente lo hizo.
Fitzgerald vuela en “Mack the Knife”, y muestra a Jazzy Verve en “Don't Be That Way” de Benny Goodman y el básico de Tony Bennett “El momento de la verdad”, mientras que “has cambiado” los brillos con belleza de blues. En “Let's Do It (Let's Fall in Love)”, su fraseo es tan inteligente como la letra de Cole Porter. En su versión, inyecta referencias a los Beatles,James Bond, Richard Burton y Elizabeth Taylor.
Como señala Friedwald, Fitzgerald rara vez sacó del catálogo Burt Bacharach-Hal David. Pero su interpretación de su balada clásica “Alfie” es una maravilla de la técnica, la inversión emocional y la creatividad, incluida una breve digresión. Fitzgerald navega por la melodía y el ritmo complicados con facilidad. Es un ejemplo del álbum, porque, como siempre, de acuerdo con el consejo de la letra, su corazón lidera el camino.
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