Esté preparado para cualquier cosa. Ese es el credo que construye una vida centrada. Pero no olvides tirar el sentido del humor, ya que ese es quizás el elemento más importante de todos.
Al despertar esta mañana, el sol brillando vibrantemente, el sonido de Birdsong es un elemento adicional feliz, me recuerda que este es el cuadro de plantación de primavera que pronto convierte las ruedas en la vida de las familias agrícolas.
Esta es la época del año que fue la más feliz a lo largo de mi infancia. A papá le encantaba cultivar hasta sus huesos, y estaba claro que la planificación para la siembra pateaba su entusiasmo a plena inclinación.
“Vamos a sacar la plantilla de maíz al sol hoy, y puedes ayudarme a limpiarla”, decía. “¿Y de qué color es tu cepillo de dientes?”
Sucedió que era el cepillo de dientes que había usado el día anterior para limpiar las partes pequeñas más importantes de la maceta. Él sonrió con alegría para ver a uno de nosotros retorcerse.
“No te preocupes, lo puse de vuelta donde lo encontré”, decía.
Durante mucho tiempo sospeché que fue pura alegría ser el primer agricultor en el vecindario en sacar la maceta de maíz del establo de maquinaria y colocado al sol, listo para rodar.
Esta fue la época del año que Doyle Chesrown se detuvo para tomar café y galletas, listos para vender maíz de semilla. Fue como ver una ronda amigable de “Let's Make a Orict” en nuestra propia cocina.
Chesrown proclamaría que un hombre tenía que ganarse la vida, y papá contrarrestaría con “¡Pero un agricultor no puede seguir trabajando si tomas un brazo y una pierna de él todos los años!”
Papá también hizo un punto de recordarle a mamá que era hora de abastecerse de su comida chatarra favorita. Un año, recuerdo que le dijo a mamá que necesitaba un cubo de almuerzo más grande, ya que quería que el taxi tractor fuera un lugar favorito para los nietos jóvenes.
Mamá le puso una buena broma, cazando una enorme canasta de picnic, llenándola con paquetes de queso y galletas, barras de caramelo, papas fritas y latas de los maní salados favoritos de papá.
“¡Aquí está el nuevo cubo de almuerzo!” Mamá anunció. “Es posible que crezcas tu propia llanta de repuesto con toda esta recompensa”.
La tontería fracasó; Papá llamó a su vendedor de Allis-Chalmers y al mejor amigo, Ewing Giffin, y le dijo que trajera el tractor más grande que pudiera encontrar, y fingirían que papá lo estaba comprando para acomodar el nuevo y grande cubo de almuerzo.
Oh, esos fueron días felices. Los recuerdos evocados por Spring Sunshine en esta fría mañana siguen siendo vibrantes y alegres, sin importar el número de años que hayan pasado.